Incautan un gran alijo de sillas de los que se fueron a Sevilla
Es una historia que traspasa nuestras fronteras provinciales, y la protagonizan miles y miles de españoles e hispanoamericanos que marcharon a Sevilla y perdieron su silla. ¿Pero quién se queda con sus asientos?¿Con qué derecho les son arrebatados sus reposos de guerrero a los que se aventuran a visitan nuestra tierra? Son muchas décadas de pérdidas de silla del hispano medio, que ya se veía resignado a pasar por este mal trago cada vez que encaminaba sus pasos hacia la ciudad de la Giralda. Pero ayer domingo por fin el mundo pudo apreciar que esto del «que se fue a Sevilla que pierde su silla», es una oscura leyenda que guarda una cansina realidad.
El alijo de sillas perdidas encontrado ayer en el Aljarafe sevillano desvela numerosas incógnitas a este respecto. Mafias organizadas y activas en todo el orbe hispanoamericano han ahuecado los alcores y colinas próximos a Camas y Santiponce, para esconder allí cantidades ingentes de sillas birladas de todo tipo y procedencia (sillas de enea, de madera, de plástico fino, butacones, taburetes, sillones de barbero, orejeros, escaños, tronos de rey mago…). 10.000 personas han sido detenidas por este motivo en toda España, aprovechando que siempre andan sentadas y se esperan que sean muchas más las que anden repanchingadas en el ajo.
Para ello, estas organizaciones muy asentadas desde hace décadas en todo el orbe terráqueo, se dedicaban a difundir la gracieta de “el que se fue a Sevilla perdió su silla”, y así como si de una tradición se tratase, convencían a toda una población de lo que sería un robo inevitable. Miles y miles de incautos que levantaban su trasero del asiento, bien para visitar nuestra ciudad mariana o para ir al retrete más cercano, sufrían el hurto de su asiento de forma impune y cuanto menos, humillante. “La tradición de la pérdida de la silla del que marchó a Sevilla incluso llegó a resultar divertida para los testigos del delito. Ya se sabe, el malhechor citaba la maldita frasecita y todo el mundo esbozaba una sonrisa de complicidad, encima… Estabas jodido: Te acababas de quedar sin silla, miarma.” Recuerda Manuel Silleda, jefe de policía de Camas. “Cuando le saquemos las huellas dactilares a toda la sillería que tenemos aquí, no habrá en España quien tire la primera piedra contra la delincuencia”. Sostiene Silleda.
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Mucha imaginación y buen humor y eso es lo que nos hace falta para augantar hasta las próximas 10 elecciones generales y Rajoy de presidente en funciones.