Un piragüista herido grave por el impacto de una urna funeraria
El último deseo de un sevillano emigrante ha terminado de manera bastante dramática. Jacinto Pistolas, falleció en la localidad argentina de Salsipuedes y dejó por escrito a sus hijos que arrojaran sus cenizas al río Guadalquivir desde el puente de Triana.
Los descendientes se trasladaron hasta la ciudad con los restos mortales metidos en un gallo de Portugal de cerámica que el difunto tenía sobre el televisor y ni cortos ni perezosos lo arrojaron desde el puente haciendo oídos sordos a la prohibición existente.
En ese momento pasaba por debajo un piragüista que realizaba un curso de iniciación en el club de remo con tan mala suerte que la cresta del gallo de Portugal le cortó la oreja.
El chico perdió mucha sangre mientras trataba de llegar a la orilla a nado y se le complicó con una infección debido al contacto con un lucio. A pesar de la gravedad, desde el hospital se cree que el chico se podrá recuperar en unos días, aunque a buen seguro perderá la oreja ya que el servicio acuático de LIPASAM no ha podido recuperar el lóbulo.
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