Demuestran el origen de la vida a través de un «pestiño revenío” de La Campana
Al anciano pestiño se le han hecho las pruebas del “carbono catorse” del Innstituto de la Grasa y las del “carbana diesisai” de la Universidad de Córdoba. Análisis que no han servido de nada, porque el pestiño no se estaba quieto y no paraba de exigir a voces sus derechos de persona mayor y primigenia.
El «pestiño revenío» de La Campana ha sido testigo de todas las épocas de nuestra ciudad, tanto de los dinosaurios de antes como la de los de ahora y ha sobrevivido durante cientos de millones de años gracias a que llevaba fosilizado desde el pleistoceno y no había quien le metiera el diente.
Los científicos de nuestra ciudad, tras darle mucho a la lupa y al quimicefa, han llegado a la conclusión de que el «origen de la vida» tiene mucho menos de Hidrógeno que de miel y hojaldre fino. «El principio, no solo de la vida, sino del universo puede deberse a un calentón de la nada, capaz de crear todo un cosmos de hojaldre, caramelo y garrapiñada fina.» Señala Alfonso Turruñuelo, presidente jefe del Consejo de Científicos de Goma Sevilla. «Los cometas son de piñonate.» Sostiene Turruñuelo.
Según estos simpáticos científicos, después de observar durante horas los movimientos del «pestiño revenío» y escuchar atentamente su inquietante verborrea con acento de Shakespeare, han llegado a pensar que la sopa primigenia no lo era tal, sino un océano de cafelito petadito de pestiños.
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