Descubren que los linces de Doñana son robores de la Junta

Ayer, un equipo de científicos del Instituto de la Grasa que iba de excursión a Matalascañas con su tortilla de papas, su rebujito y su transistor, tuvieron un trágico percance en la carretera que corta Doñana. El Simca último modelo que los transportaba, atropellaba a lo que parecía ser unos de los animales en mayor peligro de extinción del planeta: el lince ibérico de toda la vida.

A los ocupantes del turismo les entraron  los siete males de Darwin, ya que, precisamente le había ocurrido a ellos tamaña desgracia, un grupo de científicos de vanguardia,  convencidos de que Adán y Eva domesticaron al perro salchicha y de que la belleza del lince español es sólo equiparable a la de Carmen Sevilla. Tras el susto, mayor fue la sorpresa al descubrir que lo que ellos creían precioso animal patrio, permanecía en el suelo meneando las patas mecánicamente, cual conejito Duracel. Por el suelo se desparramaban ruecas y bielas, trozos de peluche y cigüeñales de latón… una carnicería de yerro.

“Aunque pareciera increíble, estábamos ante un robot, un lince biónico, ‘made in Japan’, como bien ponía la etiqueta que llevaba bajo la hueva. También ponía ‘Puro peluche. Lavar a mano en agua fría’, por cierto.” Así describía la situación, Alfonso Grasso, jefe de oleos de la institución científica. “Con la que nos han dao a los andaluces con el bicho y al final resulta que son tos robores.” Apostilla Grasso.

La Junta, por su parte, ha reconocido en un comunicado que el lince ibérico lleva extinto 17 años en el planeta y mucho más en Doñana. Pero por aquello del turismo ecológico y la medallita para medio ambiente, el equipo concibió un millonario plan de “recuperación” del lince ibérico, que consistía en la compra directa y al por mayor de “robores” en Yokohama. Dicha iniciativa fue todo un éxito hasta ayer, en que los cogieron…

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