Aseguran haber visto sonreír a uno de los camareros del Vizcaíno
Tomás Aceituno, cliente habitual de todos los bares de la Alameda, pero del Vizcaíno en particular, asegura que un día vio sonreír sin querer a uno de los camareros del famoso establecimiento de la calle Feria.
«Me parece que era verano y no había nadie en el bar, solo estaba yo. Le pedí una cervecita, la tiró con la misma maestría de siempre y al ponérmela sobre la mesa sonrió… Nunca había visto una cosa igual.» Señala Aceituno. «Un poco más y peta.» Sostiene el parroquiano con un vermú en la mano y un extraño monóculo carpetovetónico.
¿Un trampantojo?¿una ilusión óptica, quizás? la sonrisa giocondiana que se le asegura haber atisbado al mesonero en cuestión, ya es objeto de estudio parapsicológico a cargo de los filósofos de barra más reputados de calle Feria. «Aquí hay que mucho que debatí y más que bebé, miarma.» Apunta uno de ellos sin tiza ni nada.
Por otro lado, este testigo niega que sea verdad la leyenda urbana de que hubo un día que en el Fun Club había más tías que tíos.
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