Abortan atentado a Obama en Sevilla: Planeaban darle un caldo-puchero a las 4 de la tarde

Esta mañana ha sido desmantelado  un piso franco en el sevillano barrio de La Barzola, perteneciente a un comando terrorista norcoreano garbancero. Dicho grupo pretendía atentar salvajemente contra el presidente de los Estados Unidos de América, Rota y Morón de la Frontera, Barak Obama, poniéndole un puchero hirviendo el próximo sábado para almorzar, a las 16 horas, con 45 grados de temperatura ambiente.

Las fuerzas de seguridad del estado han podido comprobar en las ollas incautadas, que el caldo levaba 7 semanas recalentándose a fuego lento, con butano de bombona naranja fosforito. Por otra parte, según el inspector jefe de la policía, Agustín Porras, “los terroristas de Pion Yang guardaba un arsenal de garbanzos de  La Bañeza en remojo, que utilizarían como metralla contra los guiris incautos”. – Explica el inspector – “Además hemos descubierto lo más grande de pringá de perro, avecrém de cerdo agridulce y un viaje de hierbabuena de plástico… todos ingredientes que echarían al puchero sin la más mínima contemplación”. – Sostiene Porras -. “El puchero le sería colocado al bueno de Obama como postre de remanguillé, tras el opíparo almuerzo de estado del próximo sábado en El Alcázar”. – Concluye Agustín -.

Al parecer, los espías llegaron hace unos años a Sevilla «desmayaos» de hambre y con gorras de plato arcopal. Lejos de los ojos del gran líder,  Kim Jong-un, se adentraron en los peligrosos encantos del puchero andaluz, gorra en mano y nada más llegar, atiborrándose de caldo y garbanzos hasta terminar como el niño del chiste de Paco Gandía. Los pobres lo pasaron fatal, pero comprobaron el arma en potencia que podría ser el caldo de puchero para los enemigos del gran líder. Esto les llevó a fabricar un arsenal en su piso de 2 habitaciones de La Barzola sin aire acondicionado. Una auténtica factoría del terror en pleno estío sevillano, descubierta gracias a las denuncias de los vecinos, que vivían asustados por las estruendosas pedorretas que escuchaban y la insoportable visión de “los chinos volando a reacción  tras los visillos”.