Susana Díaz es perseguida por un caballo en celo por toda la Feria

La presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, por poco recibe el aval de su vida ayer en plena visita oficial a la Feria de Sevilla. Un caballo perteneciente a un señorito andaluz, de esos de nombre compuesto, sombrero cordobés pegado con fijata y caseta quechua vacía, sembraba el pánico entre las filas del PSOE de derechas. El cuadrúpedo descabalgaba a su amo y señor de una cojetá -quien fue a coger coquinas-, para abalanzarse sobre la princesa de Triana convencido de haber encontrado su media naranja equina.

Todo ocurrió a la salida de la caseta del Partido Popular de Andalucía, donde llevada por los efluvios del rebujito y el Brugal, a la lideresa le daba por pegar una presidencial cabriola. «Estoy un poco piripi, ay, que me vengo arriba», llegaba a declarar Díaz. Se conoce que este acto reflejo de la «niña de la gestora» -propio de la doma equina- fue el que sacó al caballo en celo de sus casillas.

Susana Díaz echaba a correr como si no hubiera un mañana por todo el Real de la Feria: de Juan Belmonte a Pascual Márquez, de Antonio Bienvenida a Costillares… acompañada de los escoltas y medio equipo de asesores en la carrera -unos 160 en total -, aquello parecía el maratón de la risa. Se pudo apreciar en la huída que a Susana Díaz más de una vez la llevaban en volandas porque la mujer estaba a punto de echar el bofe.

Tuvo que subirse un chaval a la noria más alta, desde donde lanzaba un dardo de burundanga al caballo enamorado, que caía exhausto de amor sincero a la altura de la caseta de Los Formalitos. Susana Díaz ya ha dispuesto el aparato del estado a disposición de su causa para demostrar la ascendencia venezolana del caballo en cuestión y desvincular cualquier parecido de ella con la especie equina.