Curro vuelve a encontrar curro 25 años después
En el 25º aniversario de la Expo 92, la que fue mascota oficial de la muestra universal, Francisco, digooo… Paco, es decir… Curro, ha sido por fin agraciada con un puesto de trabajo de los pocos que nos quedan en esta nuestra Andalucía imparable. El empleo le ha llegado como vovi en el Charco de la Pava, al ladito de su antigua casa en la misma Isla de la Cartuja.
Los vovis. que son los aparcacoches oficiales del Ayuntamiento (voluntarios vigilantes de Sevilla), son la cara amable de la precariedad laboral de nuestra invicta y noble ciudad y Curro es un tipo que por muy mal que lo haya pasado no puede ser más amable; con esa nariz…
«Tenemos menos presupuesto que un grupo de rockanró» dice el alcalde Juan Espadas Láser, jutificando desde el Pabellón de la Navegación el que Curro no estuviese colocado aunque fuese de azafato. A continuación el máximo regidor de la mariana villa salió por la puerta, se montó en el coche oficial y se fue a un restaurante con más tenedores que la niña de Neptuno a atender unos asuntos importantes.
La extraña criatura de trapo, creada en el año 1991 para trabajar a destajo en saraos de todo tipo desde el minuto uno de vida, nunca conoció la infancia y sí la explotación muñequil que casi la termina matando ahogada en la chapucera botadura de una carabela en Isla Cristina.
Fueron años duros en los que Curro conoció reyes y reinas, presidentes y princesas, al papa e incluso a un perro de trapo catalán que se hacia llamar Cobi. Todo tipo de gente influyente que lo abrazaba, le daba palmaditas en ese culete de trapo que nunca pasaba hambre y jamás le hicieron sospechar lo miserable que sería su futuro. 25 años sin currelo, sin cotizar, con la piel hecha harapos, pidiendo de noche para bazuko por los antiguos hangares de la Expo.
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