Cazuela récord Guiness de espinacas con garbanzos en el Estadio Olímpico

Miles de señoras y señores se daban cita ayer en el Estadio Olímpico de Sevilla para conseguir batir el record mundial de concentración de espinacas con garbanzos. El acto había sido organizado por la Peña Cultural ‘Cazuela Loca’, quien con meses de antelación había convocado a los sevillanos y sevillanas del mundo a “batir el record-Gines” es tan deliciosa categoría. Dicha organización invitaba desde sus miles de carteles y anuncios repartidos por la ciudad a convertir el Estadio Olímpico de Sevilla en “la mayor cazuela que haya conocido la historia de la humanidad: Con un tuperwá es suficiente. Con una buena olla, gloria bendita”.

Con estas directrices de rancho salvaje, filas interminables de cocinillas hispalenses se encaminaban hacia La Cartuja a volcar sus peroles y recipientes de todo tipo en el interior del estadio. El ambiente que se respiraba era festivo y el olor embriagador. “¿Y ahora qué vamos a hacer con tanto papeo encerrao?” preguntaba Onofre Gasuelos, cocinero jefe de una conocida taberna del Pumarejo, en mitad de un ensordecedor rechinar de estómagos.

El evento parecía desarrollarse satisfactoriamente hasta que la organización detectó un grave inconveniente. Según se vertían las cazuelas en el interior del estadio, las espinacas se escapaban por los vomitorios adyacentes. “Era como si el estadio se nos hubiera empachao” – señalaba María la Morena, una de las máximas responsables de la peña ‘Cazuela Loca.’– “Llegamos a temer por el logro de nuestro récord-Gines. Menso mal que los trabajadores de Polvillo trajeron unos picatostes inmensos, que al final utilizamos para taponar los dichosos vomitorios” –apunta La Morena-.

Finalmente, el objetivo fue conseguido por la organización, que lo celebró por todo lo alto con mollate de Umbrete y con una tapita de acetate. A día de hoy, esa inmensa cazuela de espinacas con garbanzos que es el Estadio Olímpico de La Cartuja, sigue pudriéndose al sol.