Grave problema de overbooking en los balcones sevillanos
Va a ser imposible asomarse. Los balcones de Sevilla están más recargados que el retablo mayor de la Catedral. La bandera de España desplegada a lo ancho, el pañuelo del niño dios en lo alto, el Papá Noel en la escalinata, las luces reliándolo todo, los geranios de toda la vida, la señora con la regadera… son elementos imposibles de conjugar a la vez en la estrechez propia del balcón andaluz, y esto es un serio problema social que acarreará graves consecuencias.
«El horror vacui vuelve a apoderarse de nuestras vidas, el barroco como forma de vida, lo «recargao», nos vuelve a jugar una mala pasada a los andaluces, a los sevillanos y sevillanas. Somos incapaces de dejar un solo complemento fuera de nuestras fachadas y al final ¡zas! overbooking en tu balcón, maricón.» Eran palabras de Maite Como Compapas, delegada de la Agencia de Balconismo de Andalucía de la Junta.
«Verás cuando llegue el 28 F y haya que poner la bandera andaluza o la semana santa con las palmas y todos los faldones… pero vamos, casi siempre nos arreglamos en nuestro balcón trastero… Es como si tuviéramos una capilllita colgante con lo que más queremos.» Señala Pastori Terrazo, propietaria de balcón en calle Pureza.
El ‘overbooking balconero’, como ya se conoce al fenómeno en toda Sevilla, ha suscitado el recelo de muchos vecinos de la parte vieja de la ciudad, que han comprobado como más de uno ha desprendido algún que otro azulejo o ladrillo a su paso, porque los balcones están a punto de reventar. «Lo que me faltaba a mí con la ruina que tengo es que a mi niño se le cayera un balcón en lo alto con todos los avíos o que a mi madre se le desgraciaran los geranios en la cabeza de un guiri jarto de sangría, vamo… le pongo un cierre a la balconada en menos que canta un gallo. ¡Ahora mismo se lo pido a los Reye Magos!» Sostiene el marido de Terrazo, Onofre Nodemano.
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