jueves, abril 25, 2024
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Filólogos de todo el mundo corroboran que los chinos de Sevilla saben latín

La comunidad china residente en Sevilla sabe latín. Así lo desvela el último informe hecho por prestigiosos filólogos y lingüistas del mundo, reunidos antes de ayer en la Universidad Pablo de Olavide-lejos. ‘El latín macarrónico en la intimidad del chino’, que así se llama el documento final del citado encuentro, demuestra que «la población china asentada en Sevilla y quizá también la del resto del mundo, además de resultar avispada, inteligente, un poco «siesa» y por qué no decirlo, de la hermandad del puño cerrado, también sabe latín”. Los filólogos liderados por Eladio Fuchina, catedrático de la Universidad de Bormujos, han elaborado para ello un preciso trabajo de campo consistente en 200 visitas al chino de debajo de su casa, dando muchas vueltas por la parte de las patatitas y de las chucherías, con las orejas abiertas como las puertas de un armario empotrado.

“Fue en la salida 102 – recuerda Fuchina – cuando simulando que necesitaba una litrona y un paquete de papas fritas de la Hispalana, pude escuchar al matrimonio que lleva la tienda hablar entre ellos: “Nos liters frigus? (¿Tenemos litlos flíos?)”. El insigne lingüista, experto en lenguas clásicas, reconoció el latín macarrónico en los labios de la tendera pekinesa. Fue esta misma dependienta la que preguntó a Fuchina “¿quiele bolsa?”. El lingüista respondía afirmativamente a la invitación de la señora, “fue cuando puse las orejillas de punta para recoger fielmente la comunicación habida entre el matrimonio oriental y también cuando pude escuchar ese “Capto sacculum!” (¡coge una bolsa!) con un acento de Itálica inmejorable, como si  el mismo Trajano se hubiera reencarnado en el tendero de debajo de mi casa”.

El estudio de Fuchina recoge cerca de 100 casos de “Latín en la intimidad del chino”, que  podrían explicar, entre otros fenómenos lingüísticos, el catalán en la intimidad practicado por los Aznar o el austro-húngaro en público que llegó a usar Ana Botella en Buenos Aires. “Desde luego, las situaciones pueden llegar a resultar si no idénticas, al menos paralelas.” Sostiene Fuchina.



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